quarta-feira, 29 de setembro de 2010

Jorge Arias #4

 Sábado, 25 de septiembre, 2010 - AÑO 11 - Nro.3757
http://www.larepublica.com.uy/cultura/425270-multitudinaria-muestra-artistica

Dona Otilia e outras histórias, Torturas do coraçao, Dentrofora, Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna, Corte seco, El año del pensamiento mágico, Navaja en la carne

 Continuamos acercando hoy, de manera exclusiva, a los lectores de LA REPUBLICA, las reseñas de los espectáculos más destacados del Festival Porto Alegre em Cena que con la participación de elencos de distintos países, se desarrolla en la populosa ciudad riograndense.

Vaya hoy la cuarta entrega a nuestros lectores de lo que se ve en este festival. Comencemos con Dona Otilia e outras histórias que fue concebida por su director y actor Gilberto Gawronski (Rio de Janeiro) como un homenaje a su amiga la dramaturga riograndense Vera Karam (Pelotas, 20 de octubre de 1959 - Porto Alegre, 1º de enero de 2003) en ocasión de lo que hubiera sido su 50º aniversario. La pieza se integra con tres historias simples y eficaces: Dona Otilia lamenta muito, A florista e o visitante y Da licença por favor? más las reflexiones de una actriz en su camarín. La actuación (Guida Vianna, Leticia Isnard, Savio Moll y Gilberto Gawronski) y la dirección (Gawronski) son sobresalientes, configurando uno de los pocos espectáculos del festival aplaudido sin reservas por espectadores comunes y gente de teatro.

Torturas do coraçao (Pernambuco), es una obra juvenil de Ariano Suassuna (Joao Pessoa, 1927; hoy Director de Cultura de Pernambuco, a los 83 años) un autor del que el mundo entero conoce O auto da compadecida. La puesta en escena pertenece al múltiple Almir Telles, y narra una historia sencilla, en términos del teatro de títeres, con seres humanos que se comportan como muñecos.

Dentrofora (Porto Alegre) es una reescritura juvenil de Paul Auster sobre Días felices de Beckett: dos actores, solitarios en dos vitrinas separadas, conversan hasta donde pueden en la inevitable comparación, Beckett es mejor.

Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna, de Lagarce, en adaptación de Ernesto Calvo (España), con actuación de Gerardo Begérez, propone un enjuiciamiento del libro de usos y costumbres en que se basa la pieza y hasta de la obra del dramaturgo francés, que apunta a un juego de espejos "antes ahora" pero que omite el tema de la homosexualidad y, más aun, el tema, muy poco tratado, de cómo lo que se consideró primero un delito y después una enfermedad, tiene hoy aceptación social. No obstante, la adaptación se queda en alusiones dispersas y una socorrida mención final al derecho a ser "diferente".

Corte seco, de Christiane Jatahy (Rio de Janeiro), nos fue difícil de entender por nuestra ausencia de conocimientos del portugués, por la ausencia de micrófonos que recogieran algunas frases en voz baja y por la ausencia de obra que se pudiera entender. Algunos compatriotas declararon su admiración por la obra, lo que nos resulta imposible de creer, toda vez que nunca supieron explicarnos ni el título, ni de qué se trataba, ni para qué se pegaban cintas blancas al piso, ni por qué se veían en escena, prácticamente con el mismo cuadro, tres televisores, ni por qué se bajaban los actores a la platea. Una dificultad especial se suscitó entre los admiradores de Corte seco para explicarnos la función de un grupo de actores que se pasó toda la obra inmóvil, detrás de una mesa "ejecutiva" cubierta de cables y con una computadora portátil que no fue usada.

El año del pensamiento mágico, de Joan Didion (1934), dramaturgia y dirección de Caio de Andrade (Sao Paulo), monólogo por Imara Reis, narra con nobleza y precisión la muerte súbita del marido de la autora, la dolorosa enfermedad de su hija y el impacto de estos sucesos en el pensamiento, la forma de vivir, los planes las ideas. La adaptación teatral fue puesta en escena con extraordinario éxito en New York (2007) por Vanessa Redgrave.

Navaja en la carne, de Plinio Marcos, puesta en escena de Pedro Granato, agrega adornos a una pieza que sólo puede valer en la simplicidad de un acto. No convence la transformación de uno de los personajes, Veludo, el mucamo homosexual de una pensión mísera, en un show aparte a cargo del actor y dramaturgo Gero Camilo. Es una diversión lateral, competentemente hecha, pero que se aparta del amargo réquiem que escribió Marcos.

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